jueves, 31 de julio de 2014

Por tu salud dí groserías, a la verga

Por lo general todos recordamos la primera vez que dijimos nuestra primera grosería y obviamente fue estando pequeños, yo recuerdo que la mía fue a los 2 o 3 años en un McDonalds y le dije a otro niño  con coraje "Pinchi" por colarse en la fila de un juego y mis padres me regañaron por escuchar mi grito.

Nuestros padres fueron los primeros en reprendernos o sino fue en la escuela, pero bueno, lo interesante es saber que en este caso es cuando tiene peso la frase "hay lugar y momentos para todo", por ello no es de sorprendernos que el mexicano promedio utilice 20 groserías aproximadamente en una conversación cotidiana.


Obviamente no le hablaríamos así a nuestro jefe de trabajo, el 63% de los mexicanos señalan que las dicen con sus amigos, el 36% con compañeros de trabajo y el resto con su pareja. Como diría el buen Ned Flanders, "ayuda a liberar nuestras tensiones" el decir palabrotas, y un psicólogo de la Universidad de Keele Inglaterra de nombre Richard Stephens indica que el utilizar lenguaje soez alivia rápidamente el dolor.


Alvaro Gordoa, socio del Colegio Imagen Pública, menciona que el utilizar lenguaje soez es de connotación vulgar, incluso un tanto sexista porque en los niveles de percepción se considera más vulgar una mujer diga palabrotas que un hombre. Por otro lado se tiene el mito de que la gente con menor educación (como clase trabajadora) las dice y la más educado no, pues habría que poner la conversación telefónica entre Mario Marín y Kamel Nacif para percatarse que todo es por contexto y no por escolaridad.

Estoy de acuerdo con Gordoa al señalar la regla de oro, sí no tuteas a la persona con la que conversas no utilices groserías. Otro idea que comparto con él es que las groserías no deben sonar forzadas porque resulta desagradable, un claro ejemplo de esto son los de Guerra De Chistes, en especial el desaparecido Radames.


Dentro del protocolo social y dependiendo del espacio o ceremonia, no es mal visto el utilizar las palabras derivadas de la palabra "madre" excepto el "chinga tu madre", así como las derivadas de "mamar", sin embargo menciona que las palabras "pendejo" y "cabrón" cuentan con ciertas connotaciones negativas puesto que se utilizan para insultar, sin embargo, la palabra "cabrón" se le adjudica más a la rudeza y tenacidad, como ese libro titulado "Los hombres las prefieren cabronas".

Además, Alvaro Gordoa menciona en su vídeo blog, que la palabra prohibida en todos los contextos es "verga", curiosamente es sumamente utilizada, obviamente entre los amigos y personas de confianza, lo cual me sorprende que Alvaro Gordoa indique eso, aunque en el aspecto del protocolo social es la que causa más ruido a las personas que casi no utilizan groserías, cuando verga es el palo más alto de un barco, aunque se le refiere así al pene.


Un servidor evita el uso de groserías en texto escrito, probablemente por tener afilado el colmillo en la redacción y por ello tal vez no necesito utilizarlas, pero al momento de generar ideas en persona vaya que las uso, siempre y cuando haya confianza.

Para finalizar, recuerda, todo tiene su momento, su espacio y así que a esos putos del senado que convirtieron en delito la palabra "puto" por tener connotaciones ofensivas y un tanto homofóbica, vayanse a la verga, en vez de querer mejorar el vocabulario de una nación bajen los impuestos que solamente crean malestar social por ser unas putas, y ¿por qué digo que los gobernantes son unas putas? porque cobran por cogernos.

No te preocupes, este será el único post en el cual tenga una grosería forzada pero sumamente necesaria para el toque irónico, saludos y gracias por leerme.

Fuente: ElUniversal

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